¿Ya amaneció? Preguntó ella por debajo de la frazada sin asomar la cabeza.
Todavía no, le respondieron. ¿Sabes? Este tren a veces se desvía, de vez en cuando sufre desperfectos y, en ocasiones, incluso se detiene cuando alguno de los pasajeros quiere mirar las estrellas, en medio de la noche, lejos de la ciudad.
¿En serio? Las noches quietas son conmovedoras, aunque sean frías y no podamos ver más que hacia arriba, dijo ella sin levantar la cabeza de las tapas. ¿Solo me quedan las noches?, agregó.
No, aunque la noche es bella a veces, no creas en todo lo que te muestra. Tu noche ha sido demasiado larga.
Ella apareció detrás de las frazadas, corrió la cortina y pegó su mejilla a la ventana.