El
otoño se lanzó sobre mí con un abrazo cálido sin preguntas. Me
tomó desprevenida, pensando en el mar. Por
semanas había envuelto mis caminatas con su viento suave, arrojando
hojas al suelo, desenrollando frente a mis pies una alfombra matizada y crujiente.
Acortó los días y
alargó las noches, suavizando mis revoluciones. Escogió el aparejo y me
invitó a navegar.
BORRADOR
Muy bueno!!!
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