jueves, octubre 13, 2011

A PILLOW BOOK OF MY OWN UNO


Te vi de mañana de tarde y de noche. En verano, otoño, invierno y primavera, sobre todo en invierno. Comimos y hablamos. Anduvimos en mi auto, en el tuyo y también en taxi. Nunca en micro, metro ni bicicleta, aunque si caminamos. Siempre en la ciudad. Nunca en la playa ni en el campo. Tampoco subimos a un avión. Si escuchamos música. Aunque siempre soné que me leyeras por las noches en voz alta, solo hojeamos libros distintos. 

Te imaginé toro, gato y tú a mi laucha. No te vi bailar, pensé que sería divertido y traté de visualizar varias veces cómo lo harías. Tampoco me viste a mi, aunque muchas veces, todavía, lo hago pensando en ti. Si me viste con lentes. Te vi mal genio, me viste triste. Nos vimos sonreír y llorar. Soñar también. Nos escuchamos los recuerdos y hasta algunos traumas. 


Te imaginé de niño. No te comiste mi sándwich ni te tomaste mi té. Compraste café, leche, vino y hielo. Yo no compré nada. Estaba esperando que todo cambiara. Y todo cambio. La mayoría para bien. La mayoría

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