martes, septiembre 10, 2013

POLVO


Pienso en las cenizas. Tengo un jarrón plateado en la mano. Estoy en un balcón frente al mar. Y las lanzo. Ellas brotan sin pausa, aprovechando el empujón del viento, queriendo alcanzar el mar. Al llegar a la orilla lo impacientan, lo impetúan, lo provocan. Y el mar se enfurece. Su furia engrisece el cielo y arrasa con ciudades, campos y montañas.  


Pienso en el desierto. En su sonido, su viento, tormentas y remolinos atravesando la arena, que es como la materia del tiempo. En lo trizadas que son sus noches. Lo cálido que son sus días. Lo seco que son sus rostros. Lo mucho que son sus silencios. Lo eternas que son sus estrellas. Lo inmensas que son sus preguntas. Lo mudas que son sus respuestas. Lo escaso que es su apuro. Y lo lejos que queda del mar. 

domingo, enero 13, 2013

DEDOS





Comenzamos a mover los dedos de las manos en distintas direcciones, poniendo tal empeño, que tiritaban uno a uno cada vez que se recogían a la palma dando espacio y protagonismo al siguiente.


Este movimiento reflejado en el espejo me pareció una muestra clara del recuerdo que estaba construyendo. Veía al mismo tiempo el presente y el pasado desde el futuro en la tensión entrecortada que marcaba el ritmo de ese instante, segundo a segundo. 


Observaba como resonaría más adelante este momento, sin saber si permanecerían los olores del verano, la música de fondo y los rostros que me acompañaban. Desconocía si recordaría todo lo que rodeaba a ese instante muscular que se archivaba representándome crudamente la existencia imparable del tiempo.